La capacidad de controlar nuestros impulsos nos diferencia como humanos de otras especies y denota nuestra madurez psicológica. La mayoría utilzamos nuestra capacidad de pensar antes de actuar. Pero eso no es fácil para las personas que tienen problemas para controlar sus impulsos.
Las personas con un trastorno de control de los impulsos no pueden resistirse a actuaciones que pueden ser perjudiciales para sí mismas o por otros. Los comportamientos impulsivos no son premeditados y el individuo tiene poco o ningún control sobre ellos.
Algunos de estos trastornos, como el trastorno explosivo intermitente, la cleptomanía, la piromanía, la ludopatía y la tricotilomanía, son similares en el comienzo y progresión. En general, la persona siente una creciente tensión o activación emocional antes de llevar a cabo la acción que caracteriza el trastorno. Durante la acción, la persona siente placer y gratificación. Después, puede sentir culpabilidad y arrepentimiento.
Si usted o un ser querido tiene un trastorno del control de los impulsos, se debe consultar a un profesional de salud mental, que llevará a cabo una evaluación completa para entender lo que está sucediendo y luego discutirá las opciones de tratamiento.