La ansiedad no es en sí misma un problema, sino la reacción ante situaciones de peligro (aumenta el ritmo cardíaco, los sentidos se ponen en alerta, la respiración se acelera). Son respuestas primarias con una función de protección y alerta para los seres humanos.
En el caso de los trastornos de ansiedad, la respuesta de miedo funciona de manera errónea, ya que se activa y previene de un peligro inexistente. Es en estos momentos en que aparece el problema de cómo controlar los aspectos perjudiciales de las respuestas de miedo que se pueden manifestar en forma de trastornos fóbicos, obsesivos y de ansiedad.
La agorafobia es un trastorno de ansiedad caracterizado por síntomas de ansiedad en situaciones en las que la persona percibe que su entorno es inseguro y no hay una forma fácil de escapar. Estas situaciones pueden incluir espacios abiertos, transporte público, centros comerciales o simplemente estar fuera de su hogar. Estar en estas situaciones puede provocar un ataque de pánico. Los síntomas ocurren casi cada vez que se encuentra la situación y duran más de seis meses. Las personas afectadas harán todo lo posible para evitar estas situaciones. En casos severos, las personas pueden volverse completamente incapaces de abandonar sus hogares.
Se cree que la agorafobia se debe a una combinación de factores genéticos y ambientales. La afección a menudo se presenta en familias y los eventos estresantes o traumáticos pueden ser un desencadenante. Otras condiciones que pueden producir síntomas similares, incluyen ansiedad por separación, trastorno de estrés postraumático y trastorno depresivo mayor.
La fobia social es más que timidez. Es un miedo intenso que no desaparece y afecta a las actividades cotidianas, la autoconfianza, las relaciones y la vida laboral o escolar.
Muchas personas ocasionalmente se preocupan por situaciones sociales, pero alguien con ansiedad social se siente demasiado preocupado/a antes, durante y después de ellas.
Algunas características:
Temer las actividades cotidianas, como reunirse con extraños, iniciar conversaciones, hablar por teléfono, trabajar o ir de compras.
Evitar o preocuparse mucho por actividades sociales, como conversaciones grupales, comer con compañía y fiestas.
Preocupación contínua por hacer algo que crea que es vergonzoso, como sonrojarse, sudar o parecer incompetente.
Dificultad para hacer cosas cuando otros están mirando, puede sentir que lo están juzgando todo el tiempo.
Temor a las críticas, evitar el contacto visual o tener baja autoestima.
A menudo tienen síntomas como malestar, sudoración, temblor o palpitaciones.
Sufrir ataques de pánico