Los/as niños/as que han experimentado trauma, abuso y/o negligencia en sus primeros años de vida, a menudo tienen dificultades de apego y no consiguen un desarrollo emocional e intelectual adecuado. Es posible que tengan una baja autoestima, desconfíen de los demás y tengan una actitud pesimista sobre el futuro. También pueden haberse perdido el desarrollo de habilidades importantes para la vida, como el desarrollo de habilidades sociales y de amistad y la habilidad para controlar sus emociones y su impulsividad, así como también pueden verse afectadas otras habilidades cognitivas.
Lamentablemente, puede resultar particularmente difícil para ellos/as confiar en cualquier nueva relación de cuidado.
El trastorno de estrés postraumático es un trastorno que se desarrolla en algunas personas que han experimentado un evento impactante, aterrador o peligroso.
Es natural sentir miedo durante y después de una situación traumática. El miedo desencadena muchos cambios en el cuerpo para ayudar a defenderse contra el peligro o para evitarlo. Esta respuesta de «lucha o huida» es una reacción típica destinada a proteger a una persona del daño. Casi todos/as experimentarán una variedad de reacciones después del trauma, pero la mayoría se recuperan de los síntomas iniciales de forma natural. Aquellas que continúan experimentando problemas, pueden ser diagnosticados con TEPT. Las personas con TEPT pueden sentirse estresadas o asustadas, incluso cuando no están en peligro.
Los trastornos de adaptación son afecciones relacionadas con el estrés. Se experimenta más estrés del que normalmente se esperaría en respuesta a un evento estresante o inesperado.
Ir a la escuela, una enfermedad, la muerte de un familiar cercano o cualquier cambio en la vida pueden causar estrés. La mayoría de las veces, las personas se ajustan a tales cambios en unos pocos meses. Pero si tiene un trastorno de adaptación, continúa teniendo reacciones emocionales o de comportamiento que pueden contribuir a sentirse ansioso/a o deprimido/a.
Los signos y síntomas dependen del tipo de trastorno de adaptación y pueden variar de persona a persona. Afectan a cómo te sientes y piensas sobre ti y el mundo y también pueden afectar tus acciones o comportamiento. Algunos ejemplos incluyen:
- Sentirse triste, desesperado o no disfrutar de las cosas que solía disfrutar.
- Llanto frecuente.
- Preocuparse o sentirse ansioso/a, nervioso/a o estresado/a
- Problemas para dormir.
- Falta de apetito.
- Dificultad para concentrarse.
- Dificultad para funcionar en las actividades diarias.
- Retirarse de los apoyos sociales.
- Pensamientos o conductas suicidas.